Cuando muchos empresarios nos preguntan si consideramos necesario realizar la planificación de la venta de su empresa, nuestra respuesta rotunda es que sí.
Es absolutamente imprescindible, siempre que nuestro objetivo sea maximizar el precio que queremos obtener en la venta de nuestra empresa.
Normalmente, en la empresa familiar, el objetivo es minimizar la base imponible del impuesto de sociedades, reduciendo al máximo los resultados contables, en ocasiones, llevando a cabo prácticas poco recomendables como imputar gastos no vinculados a la actividad o ventas en efectivo.
Si queremos vender la empresa, tenemos que abandonar en la medida de lo posible esas prácticas e intentar que la contabilidad muestre el resultado que realmente es. Cuantas menos explicaciones tengamos que dar a un potencial comprador, mas claro estará todo y menos riesgo asumirá en la compraventa de la empresa.
El riesgo y la incertidumbre juegan en contra cuando estamos inmersos en una operación de fusión o adquisición de empresas.
Al final, cuando un inversor compra una empresa, lo que está descontando son expectativas futuras del rendimiento que espera obtener con la compra de nuestro negocio. Cuanta mas incertidumbre tenga sobre la proyección futura, mayor será la prima de riesgo que nos va a aplicar y en consecuencia, menos será el precio que vamos a conseguir en el momento de la venta.
Por otro lado, cuando hayamos tomado la decisión de vender, es esencial pensar en nuestro grado de vinculación con la compañía. Es fundamental contar con un equipo que permita que la empresa continúe sin el empresario.
Aquellos negocios con una excesiva dependencia de su fundador, hacen difícil que tras la jubilación del propietario, un comprador se haga cargo de la compañía sin exigirle un periodo de permanencia en la sociedad que en ocasiones, puede exceder sus propias expectativas.
Otro aspecto importante es vender la empresa cuando esté en su momento más dulce, cuando está mostrando los mejores resultados de su historia.
Muchos empresarios cometen el error de vender su empresas cuando se produce un cambio de ciclo o cuando su modelo de negocio se ha agotado, incluso cuando ellos mismos están cansado y los resultados de la compañía muestran esa debilidad.
Un proceso de venta de empresas por jubilación suele ser un proceso largo, complejo y que genera un elevado desgaste personal y profesional.
Por eso aconsejamos que sean los asesores externos los que se encarguen de este proceso, que sean profesionales para que usted se dedique a lo que realmente debe hacer: su negocio. Ahora más que nunca debe mostrar su mejor cara.
En PRETIVM somos expertos en operaciones corporativas.