Venta de empresas en periodos de crisis
En los medios de comunicación estamos escuchando de forma continua la inminente crisis económica que nos acecha.
Incluso los más optimistas hablan de desaceleración.
Lo que parece innegable es que las consecuencias de la guerra en Ucrania están teniendo unas consecuencias terribles en los costes empresariales, lo cual hará que tenga que repercutir esos costes si quieren mantener el margen empresarial (EBITDA).
Además, la inflación desbocada está provocando estragos en los hogares y en las familias, que cada vez tienen más dificultades para lograr llegar a final de mes, lo cual indudablemente generará problemas en el consumo, agravando la recesión.
Todo esto nos hace pensar que estamos entrando en una recesión que será dura, y cuya duración vendrá determinada por la extensión de la guerra en Ucrania.
¿Cómo afectará todo este contexto a la venta de empresas?.
Ante esta situación de inminente crisis, parece claro que la mayoría de las empresas verán como sus márgenes se reducen y los resultados empresariales empeoran de manera significativa.
La caída en las ventas y el consumo, así como el incremento de costes tanto en materias primas como en energía, supondrán un enorme lastre para los resultados empresariales.
Bajo este escenario, muchos empresarios se están lanzando a vender sus empresas ante el temor de que sus empresas no puedan superar el impacto de la crisis económica.
Por otro lado, los compradores de empresas son conscientes de la enorme incertidumbre que la actual situación genera, y del enorme impacto que tiene en la previsión del cálculo del flujo de caja de las empresas.
Si de algo tenemos la certeza, es que esta incertidumbre de cómo afectará la crisis a los resultados empresariales, esta teniendo un gran impacto en la valoración de empresas, ya que es difícil realizar proyecciones incrementando el riesgo en su determinación.
A la hora de valorar una empresa, esto supone un incremento de la prima de riesgo, que incrementará la tasa de descuento (coste medio ponderado de capital) con la que habrá que actualizar los flujos de caja para determinar el valor de empresa.
Por otro lado, los múltiplos a los que se hagan las transacciones se verán igualmente reducidos, lo cual impactará negativamente en las valoraciones de empresas.
Si todo esto no fuera poco, el incremento de los tipos de interés va a complicar la financiación de las empresas, ya que la mayor parte de las operaciones corporativas (compra venta de empresas) se hacen con deuda.
Si se reduce la capacidad de financiación, se reducirá el interés y el precio que va a estar dispuesto a pagar un comprador.
¿Oportunidades?
Pero no todo es negativo. En las grandes crisis surgen las grandes oportunidades.
Si tenemos una empresa bien gestionada, con un modelo de negocio bien definido y rentable, muchos de nuestros competidores pueden no aguantar la crisis, siendo una oportunidad para nuestra empresa, bien comprándola a precios irrisorios o directamente eliminando un comprador.
Además, los inversores financieros siempre estarán interesados en realizar operaciones corporativas, lo que pasa es que será mucho mas cautos a la hora de invertir.
Habrá menos empresas interesantes. Aquellas que lo sean, tendrán más candidatos y podrán negociar mejores condiciones de compra.