Antes de llevar a cabo el proceso de venta de una empresa, es fundamental que llevamos a cabo un meticuloso proceso de valoración con el objeto de conocer el precio objetivo que podemos conseguir en caso de su venta.
Como decía Antonio Machado, solo un necio confunde valor con precio. El valor es consecuencia de un proceso en el cual, utilizando una determinada metodología, se cuantifican económicamente las cualidades y capacidad de satisfacción de una serie de necesidades.
Por el contrario, el precio es la consecuencia de un proceso de negociación en un momento dado.
Obviamente, para llevar a cabo ese proceso de negociación, debemos conocer el valor intrínseco de nuestra empresa, con objeto de conocer los “drivers” o generadores de valor, y poder argumentárselos al comprador de cara a defender nuestra posición referente al precio.
¿Qué metodología debemos considerar a la hora de valorar nuestra empresa?.
Hay numerosas teorías a la hora de valorar una empresa, dependiendo de las características de la misma, de la información disponible, y de la complejidad del proceso que queremos utilizar.
Nosotros recomendamos siempre utilizar la metodología de descuento de flujo de caja, bien aplicada, ya que es la desde nuestro punto de vista, la que pone en valor todos los activos y palancas generadoras de valor.
El fin último de una empresa, en la mayoría de los casos, es generar riqueza, y en consecuencia, beneficios.
Debemos pensar que el valor de una empresa depende de su capacidad futura de generación de flujo de caja libre.
Por no extendernos demasiado en este punto, es esencial realizar un plan de negocio a 5-6 años con objeto de cuantificar la visión que tenemos de nuestra empresa, y cuáles serán las hipótesis que nos permitirán alcanzar el objetivo propuesto.
En todo proceso de valoración de empresa, hay aspectos subjetivos que harán que más que un valor único, obtengamos un rango de valor en función del grado de cumplimiento de las principales hipótesis.
Junto a la cuenta de resultados previsional, deberemos preparar un plan de inversiones (CAPEX) que permitan alcanzar esos ingresos, así como un balance previsional que nos permita conocer cuáles serán las necesidades operativas de fondos o fondo de maniobra.
Tras la obtención del flujo de caja libre para cada uno de los años proyectados, procederemos a descontar, a calcular el valor actual de los flujos de caja futuros.
¿Debemos utilizar la valoración por múltiplos de EBITDA?
La valoración por múltiplos de EBITDA se encuadra dentro de la metodología de valoración por múltiplos.
Esta metodología supone aplicar el valor obtenido en una compañía similar a la nuestra.
Entre sus ventajas, está su facilidad de cálculo. Sin embargo, supone llevar a una simplicidad el criterio de valoración, asumiendo que todas las empresas del mismo sector son iguales.
Esto sabemos que no es así, de modo que únicamente recomendamos utilizarla para comprobar el valor obtenido.
En PRETIVM somos expertos en valoración de empresas. Si necesita valorar su empresa, podemos ayudarle.