Uno de los aspectos más importantes que todo inversor debe tener en cuenta a la hora de invertir en una empresa, es la forma en que debemos estructurar la financiación de la operación.

Una vez que hayamos decidido que la compañía en la que vamos a invertir es la adecuada, tanto porque consideramos que es un negocio atractivo, con una ventaja competitiva clara sostenible en el tiempo, y que nos ofrece una rentabilidad lo suficientemente atractiva, debemos analizar y entender que estructura financiera es la idónea a la hora de llevar a cabo la inversión.

¿Si tengo el dinero, porque me voy a preocupar de pedírselo al banco?

Esta es una pregunta que muchas veces nos hacen los inversores cuando van a realizar la adquisición de una sociedad. Es un error pensar que porque se dispongan de los recursos, haya que realizar la operación utilizando únicamente recursos propios.

Debemos ser conscientes de que si la finalidad de nuestra inversión es obtener rentabilidad para nuestro dinero, debemos optimizar la estructura de capital con objeto de lograr el máximo retorno a los recursos que vamos a emplear. Dicho de otro modo, debemos ver que estructura de capital es el que hace más bajo el WACC (coste medio ponderado de capital, en inglés), ya que será la tasa a la que descontemos los flujos de caja libre en la valoración del proyecto.

¿Por qué el WACC? En la metodología de valoración por descuento de flujo de caja, aplicaremos una tasa de descuento para calcular el valor actual neto de los flujos de caja futuros.

De algún modo, no vale lo mismo un euro hoy que dentro de 30 años. Al tener el cuenta el valor del dinero en el tiempo a la hora de calcular el valor presente de los flujos de caja, utilizaremos el WACC que es una media ponderada entre el coste de financiar la operación con recursos propios o ajenos.

Cuánto mas bajo sea el WACC, mayor será el valor de los flujos de caja descontados y en consecuencia, mayor valor tendrá la empresa que hemos comprado.

Vamos a verlo con un sencillo ejemplo. Supongamos que vamos a pagar por una empresa 10 millones de euros y que nos ofrece una rentabilidad neta del 10% anual:

Desde la pura lógica, si el accionista exige a un proyecto un 10% de rentabilidad, por el riesgo que asume a la hora de invertir su dinero, y el banco, le ofrece una cantidad similar, a un 5% de interés. Asumiendo que la inversión total es de 10 millones de euros, si financia un 50% con deuda y otro 50% con recursos ajenos (deuda bancaria), al tener que pagar al banco un 5%, el accionista obtendría un 15%, de modo que habrá incrementado en un 5% la rentabilidad de su inversión.

Debemos ser conscientes de que el accionista es el último en cobrar en caso de que la empresa incurra en alguna situación de insolvencia, motivo por el que al asumir mas riesgo, cobra sentido que la rentabilidad exigida sea también mayor.

Otro factor que debemos tener en cuenta a la hora de elegir el grado de apalancamiento de la sociedad (porcentaje de deuda sobre recursos propios que queremos utilizar), no solo debe basarse en conseguir hacer mínimo el WACC, sino que deberemos analizar la volatilidad de los flujos de caja con objeto de reducir al máximo el riesgo de insolvencia.

Si la compañía es muy cíclica, deberemos reducir nuestra exposición a la deuda respecto a si la empresa

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